Desde Irún hasta Santiago, las flechas amarillas marcan el camino. Un camino de devoción para unos y de introspección para otros. A veces un camino hecho sencillamente para los amantes del senderismo y de la naturaleza.
Se trata del Camino del Norte – conocido también como Camino Cantábrico o Alto – una bella travesía que recorre la cornisa cantábrica desde su comienzo en el puente de Hendaya hasta su punto final en la Catedral de Santiago. En total, más de 800 km que se suelen realizar en 34 etapas a pie.
Una vez llegados a Asturias, este camino se divide en dos ramales: uno se conoce como Camino Primitivo y el otro como Camino de la Costa.
El Primitivo es posiblemente la ruta más antigua; la primera que tomaron los peregrinos cristianos de todos los rincones de Europa para llegar a la tumba del apóstol Santiago. Al parecer este primer trayecto se estableció porque en aquel tiempo los musulmanes dominaban gran parte de la Península y solo era posible acceder a la capital compostelana a través del norte peninsular, donde se encontraba la resistencia cristiana. El Camino Primitivo se adentra hacia Oviedo y presenta al peregrino el recorrido más original de todos.
El Camino de la Costa atraviesa bellas localidades costeras como Hondarribia, Santoña, Santillana del Mar o Llanes, así como núcleos urbanos de mayor tamaño como Bilbao. Ambas rutas se reencuentran en tierras gallegas, en la localidad de Arzúa.
En su mayor parte, la ruta de la Costa transcurre entre la montaña y el mar Cantábrico. Las vistas se pierden frecuentemente entre el lejano azul del mar y el verde de las montañas. Caseríos y pequeñas aldeas adornan el trayecto. Además, la hospitalidad y amabilidad de la gente en esa zona hacen del Camino de la Costa una experiencia inolvidable para el peregrino. Sin duda, recorrerlo puede resultar extraordinario, así pues: ¡¡¡BUEN CAMINO PEREGRINO!!!
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