Es un arte capaz de traspasar muros, límites y fronteras. Ese arte, inquieto como el intelecto, vivo como la danza, enérgico como la música; ese arte, plasmado con brocha gorda en la historia de la contracultura, decidió tomar la calle hace algunos años. Salió para que todos lo vieran y llenó las plazas, los parques y las paredes cubanas.
Se trata, por supuesto, del conocido como arte urbano o callejero, una revolucionaria forma de expresión artística que refleja las condiciones políticas, sociales y culturales del país anfitrión. Estas manifestaciones callejeras, que hunden sus raíces en la historia reciente de Cuba, ayudan a romper mitos y superar viejos estereotipos. Quiebran normas desde los espacios públicos para llegar a la intimidad del espectador cotidiano y, quizás, moverlo a la acción.
Aunque Cuba nos parezca lejana a los que vivimos cerca de los Alpes, lo cierto es que este arte de dimensiones universales está más cerca de lo que pensamos; está aquí, en Viena y ahora podemos aproximarnos a él gracias al proyecto Cubanismo Urbano, cuyos resultados se exponen en la capital austríaca entre el 10 y el 13 de octubre.
Las charlas, talleres y exposiciones organizados, sin duda, garantizan una aproximación única al arte que gobierna las calles cubanas hoy en día, una mirada interior diferente para ser testigos y partícipes de la auténtica revolución cubana.
0 comentarios